SEMINARIO HUME 2024

Una de las metáforas más utilizadas entre los comentaristas de la filosofía de David Hume apela a la idea de “proyección”. De hecho, la idea de la “proyección humeana” se ha transformado en un cliché dentro de las interpretaciones del empirismo británico. Por ejemplo, Jacobson asegura que “Hume piensa que nuestras creencias acerca de la causalidad de los objetos es en gran parte el resultado de una proyección de una impresión interna” (1989), Flew titula uno de sus libros “Los valores como proyecciones sociales” y Paul Grice no duda en asegurar que “Hume nos atribuye… una tendencia o impulso de la mente… a proyectar en el mundo elementos que, considerados de forma adecuada, son aspectos de nuestros estados mentales” (1991). Según esta interpretación, para Hume los poderes causales y la idea de un “yo” no serían más que proyecciones, Dios sería una proyección de nuestros temores, el mundo externo una proyección producto de una ficción de nuestra imaginación, y los valores simplemente una proyección de nuestros sentimientos. Bajo este prisma la propuesta humeana sería abiertamente opuesta al realismo metafísico en diversos ámbitos.


Adicionalmente a la interpretación “proyectivista” que ha caracterizado la exégesis de la obra de Hume, también se ha impuesto históricamente una lectura escéptica de sus planteamientos epistemológicos y una propuesta abiertamente sentimentalista en el dominio de la moral. En el primer caso, algunos autores plantean que si todas las creencias o razonamientos probables se basan exclusivamente en la sensación o el sentimiento uno podría interpretar a Hume como asintiendo a una doctrina filosófica según la cual no poseemos razón o justificación epistémica alguna para nuestras creencias acerca de cuestiones de hecho. Sostener una creencia y no su contraria sería más bien una cuestión de gusto y no de justificación (Meeker 2013, p. 69). En el segundo caso, la tradición ha retratado a Hume como un crítico fulminante de la tradición racionalista según la cual las propiedades morales son objetivas y cognoscibles. A diferencia del racionalismo, la propuesta moral de Hume sería abiertamente subjetivista y “proyectiva” en cuanto los sentimientos y las emociones juegan un rol primordial.


En este seminario realizaremos una lectura cuidadosa del Tratado de la Naturaleza Humana con el objetivo de entender los compromisos fundamentales de Hume en el ámbito de la epistemología, las pasiones y la moralidad. Asimismo, dialogaremos con interpretaciones poco ortodoxas como la de los “Nuevos Humeanos”, quienes aseguran que hay suficiente material textual para afirmar que Hume es ciertamente un realista (respecto de la causalidad y los objetos del mundo externo) o como la de los “externistas” que sostienen que sí es posible leer a Hume como alguien que de hecho le otorga un rol normativo a la costumbre en los procesos de justificación de las creencias inductivas. Finalmente, cuando sea pertinente el seminario pondrá en diálogo a la historia de la filosofía y sus métodos con las discusiones contemporáneas de índole sistemática donde el legado de Hume es patente (identidad personal, escepticismo, causalidad, ontología de las propiedades morales, etc.).